
que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del sol puede quemar. y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende...
y así cada día.
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