Ya quisiera yo ser el libre pensador no oír el rugir de tripas de tantos, ni su llanto, ni su dolor, establecerme correcto, filósofo, neutral, independiente, manejarme bien con toda la gente. Ya me gustaría a mí alinearme con los no violentos, regalar flores descalzo, arrancadas de algún tiesto, sin tener que poner la otra mejilla para nadie, a no ser amenazado por ningún indeseable. El caso es que me afectan las cotidianas tristezas, la de los supermercados, la del metro y las aceras, también las que me quedan lejos, las de los secos desiertos, las de las verdes selvas. El caso es que me parecen buena gente algunos luchadores del ocaso que se parten el pecho por ser escuchados, que morirán en alguna esquina tiroteados. Quisiera ser más listo, pasar de largo, saberme libre de culpa y limpio de pecado, y ser alma caritativa, María Goretti o santa, sufrir sólo un poquito, sólo lo que dios manda. No entender de política y de sus actualidades, convencerme que es red de araña, nido de alacranes y mutilar mi alma y esencia de animal social, saberme superior a tanta frivolidad. El caso es que me afectan demasiado la tristeza de los suburbios, el drama urbano, saber que seremos caníbales dentro de poco y que no habrá carne suficiente para todos. El caso es que me afecta quizás más de lo normal, tener tanto miedo al cruzar mi portal, ver que arde mi ciudad o que sangra el asfalto. Quizá debería ver menos el telediario. Quisiera ser más listo, adoptar bien la pose, librarme de etiquetas hasta la del hombre y entender que sólo yo me entiendo y que no me entiende nadie, ser un buen ciudadano formal y respetable. Omitir de mis canciones palabras como: compañero, obrero, justicia, guerrilla, paz, hambre o miedo, y hablar del amor, de cosas bonitas, de mis recuerdos, contar alguna anécdota graciosa de cuando era quinceañero. El caso es que me afectan las cotidianas tristezas, la de los supermercados, la del metro y las aceras, también las que me quedan lejos, la de los secos desiertos, las de las verdes selvas. El caso es que me parecen buena gente algunos luchadores del ocaso que se parten el pecho por ser escuchados, que morirán en alguna esquina tiroteados.
15 enero, 2012
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